sábado, 10 de enero de 2015

De regreso a Barcelona

Todo lo que empieza termina y, después de celebrar el inicio del nuevo año en Melbourne, nuestra última etapa, la ruta cerró su círculo.
 "Feliz año nuevo", desde Melbourne. 


Una aventura, que desde sus inicios intentamos compartir con todos vosotros, y que, como buenamente hemos podido, lo hemos ido haciendo  con muchos altibajos  y un cierto retraso;  las dificultades propias de todo viajero han entorpecido esta tarea y han limitado e impedido, en muchos momentos,  vuestra participación. De todas formas,  la comunicación se ha mantenido y, os podemos asegurar,  que nos hemos sentido acompañados en todo momento. Por este motivo os manifestamos nuestro agradecimiento y nos despedimos  adjuntando más información del último tramo de esta ruta que damos por cerrada con nuestro regreso a Barcelona.
Un último tramo que lo hemos vivido en Melbourne, la segunda gran metrópolis de Australia. Salimos de Cristchurch el 29 al atardecer y llegamos al nuevo destino ya entrada la noche, cansados  y con bastantes dificultades para encontrar el apartamento; la dirección que llevábamos no coincidía con el destino solicitado; un imprevisto que nos llevó su tiempo y una gran descarga de adrenalina y energía por parte de todos y especialmente de Ramón, que tuvo que patearse la zona  para recabar información y localizar el susodicho aposento. 
Como podéis suponer, después de tantos días de ruta, el cansancio era muy patente, pero no un obstáculo para continuar la marcha  con el mismo ritmo y aprovechar los pocos días que restaban para pasear y recorrer esta grandiosa ciudad.  A las  siete del día 30 ya estábamos el disposición  de  marcha para iniciar nuestra primera salida. Fue una suerte la buena ubicación de apartamento, muy próximo al rio  Yarra y al City Square Centre.  Un hecho que nos permitió orientarnos muy bien, recorrer sus calles más emblemáticas y conocer mejor esta cosmopolita ciudad. En pocos minutos estábamos en  la ACMI, Federation Square, Catedral de St Paul y el Visitor Center recabando información. Y desde allí, paseando por  Swanston St  y Bourke St recorrimos ese mismo día toda la zona Centro de Melbourne y, pasando por Chinatown, llegamos a la State Library of Victoria  (Biblioteca).


Los dos días siguientes, último y primero de año, continuamos con el programa previsto y pudimos contemplar desde el piso 88 de “Eureka Skydeck”, una de las construcciones más altas del hemisferio sur, la panorámica de la ciudad y todas las maravillosas vistas que desde allí se contemplaban. Posterirmente, paseando  junto al  Yerra River, pudimos recorrer algunos de los lugares más significativos de la zona de Southbank y  el Royal Botanic Garden.
Con el tiempo muy variable, que acompañó nuestra estancia en Melbourne,  nos fuimos acomodando con cierta facilidad a base de poner y quitar capas; pero la temperatura fue en ascenso y con un sol veraniego que nada envidiaba a de Andalucía del mes de agosto nos permitió acercarnos hasta  a la playa de St Kilda donde, con sumo cuidado y protección solar, nos remojamos en las aguas del Pacífico.
Días intensos en los que festejamos la despedida de año y la entrada en el nuevo en la calle y bajo la luminaria y sonido de fuegos de artificio que se lanzaban desde las azotas de los altos edificios ubicados en la ribera del río. Un año nuevo novedoso y alegre, aunque diferente y menos personal y familiar que otros años.



 Y llegado del día tres de enero, después de  rehacer maletas y completar las últimos paseos matinales, nos dirigimos al aeropuerto de Tullamarine para iniciar el retorno al punto de partida tal y como estaba previsto  en el vuelo  EK405 en un Boing de aerolinies Emirates. Un viaje de regreso largo y pesado, con paradas en Singapur y Dubai, para salvar los 16.500 Km que nos separaban  de casa.  


Epílogo
Recordando los versos de Machado, es evidente que hemos ido “haciendo camino... “. A pesar de ser empedernidos sedentarios, nos hemos sentido viajeros y, como tales, hemos experimentado y aprendido al mismo tiempo,  algunas las sensaciones y limitaciones propias  de estar en camino: ilusión y emoción  ante lo nuevo; inquietud y cansancio por la constante movida; alegríadesconcierto e inseguridad ante lo desconocido, desapego con lugares y objetos (a pesar de sentirnos a gusto, había que partir de nuevo convencidos de que, como el paisaje, todo es pasajero… y, aunque eran muchas las cosas que  se podían adquirir y llevarnos de recuerdo, la  capacidad de las maletas era tan limitada que nos aconsejaba el desapego y desprendimiento para no acumular y poder continuar, como decía el poeta, “muy ligeros de equipaje”.
Y, finalmente, como se suele decir, “finis coronat opus “, y la nuestra se ha coronado con la llegada de los Reyes Magos. Aunque tal vez quede incompleta...  Termina un viaje, pero continúa otro más sereno y monótono  en Barcelona. Un camino en el que,  aparte de disfrutar de  la tranquilidad de estar de nuevo en casa, de la familia  y amigos  compartiendo con ellos el día a día,  nos queda,  como una tarea muy especial, el reto de reorganizar los recuerdos y todo el arsenal de material “nemotécnico” acumulado de forma rápida, ligera y  superficial durante estos días de viaje. Una tarea que será, a su vez, un buen antídoto para la memoria y una forma de revivir de nuevo todo lo vivido y fijar en la memoria lo retenenido con pinzas.Cerdanyola , 5 de enero del 2015.

TeRRaFerMa


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