miércoles, 12 de noviembre de 2014

DESDE EL ULURU

Después de tres horas de vuelo, hemos aterrizado en el aeropuerto de Uluru-Kata Tjuta, pequeñito pero con gran afluencia de pasajeros que, de antemano sabemos, volveremos a encontrar en este pequeño reducto de confort y servicios donde ahora nos encontramos. Desde el aire sorprende la enorme zona desértica con puntitos oscuros y líneas que nos muestran los cauces por donde debe discurrir el agua de lluvia (ahora lo vemos todo muy seco) y los puntitos, ya en tierra, se han convertido en infinidad de árboles y arbustos diseminados aquí y allá.
 Esta tierra roja que nos impacta ya desde el cielo resulta un tanto novedosa cuando la pisamos, pues cruje y desprende un intenso calor (estamos a 40º-45º) y esta bofetada de calor acompañada de las enganchosas “flies” (moscas) es un tanto agobiante. No obstante y sin apenas tiempo para registrarnos en el hotel y comer algo, ya nos hemos pertrechado para nuestra primera excursión: a Los Olgas o Kata Tjuta que forman una cadena de 36 cumbres redondeadas y que os mostramos en las fotos y después a observar la puesta de sol en el Uluru, regada con cava, vino o zumos al gusto y un pica-pica a lo grande.
He dicho antes que nos pertrechamos porque debíamos llevar un litro de agua por persona que, posteriormente, podíamos rellenar en el propio autobús dispuesto de depósitos de agua fresca y de hielo que nos repartieron en bolsas de plástico en forma de “churro” para atenuar el inmenso calor que íbamos a soportar y ¡vive dios! que nos fue de coña. No obstante era curioso vernos caminar detrás del guía con nuestro churro de hielos ya en el cuello, en la espalda, en el pecho, etc. y las cabezas protegidas con tules y sombreros.(Lo de los tules por las moscas).
También hemos realizado otra excursión para ver salir el sol frente al Uluru. Para ello nos hemos levantado a las cuatro de la mañana ¡vaya palo!, pero así es la vida del turista si quiere disfrutar de estas bellezas naturales que tienen un gran componente de “espiritualidad”, pues así lo hemos sentido al visitar el Centro de Interpretación que muestra la vida y costumbres de los aborígenes. Para los Anangu, los indígenas que habitan estas tierras desde hace más de 20.000 años, el Uluru es símbolo de la creación y la consideran su montaña sagrada. En algunas oquedades de de esta enorme roca hemos contemplado pinturas rupestres que hacen alusión a su vida, costumbres y creencias.
Por último deciros que en 1985 los aborígenes cedieron parte de estos territorios al gobierno australiano para la creación de este Parque Natural que ahora visitamos y, desde entonces, lo gestionan conjuntamente. Hasta pronto amigos/as. MARIBEL




1 comentario:

xavi dijo...

Ya vemos, ya, dura es la vida del turista. Ana se ha puesto a sudar solamente con leer eso de los 40º, y yo me voy a tomar una cerveza para aplacar la sequedad de la garganta.
Ahora la pregunta que nos hacemos es: exactamente, donde coño estais ?
La verdad nos hacemos un lio extraordinario ja que nuestras referencias geograficas se limitan a La Rioja, Apurando un poco Soria.
La verdad queremos saberlo pues estamos con la duda si es cierto todo lo que explicais, ya que en las fotos pareceis recogedores de miel en la luna ( lo decimos por la indumentaria).
Un petó ben fort i fins aviat.