Pasado ya el ecuador de nuestro viaje nos gustaría poder
actualizar el blogg para que, como os decíamos
en una de nuestras primeras entradas, poderlo compartir con vosotros desde este
espacio virtual.
Llevamos dos días en Wellington y desde aquí, aunque aún quedan algunas lagunas por completar, (que se irán añadiendo, cuando buenamente se
pueda), me dispongo a
escribir unas palabras desde este significativo lugar donde, si hiciésemos un hipotético taladro en nuestra
esfera terrestre, conectaríamos con la ciudad de Barcelona.
Sí, desde “las antípodas” al 100%, con 12 horas de diferencia, (dormimos cuando vosotros deambuláis y nos disponemos a iniciar el verano cuando ahí os aproximáis al invierno), compartimos nuestra información. Bueno, aparte de esas pequeñas curiosidades y de otras muchas diferencias, (hemos de conducir por la izquierda, comer a deshora etc.) hay muchas otras cosas que no cambian para nada; como viajeros hemos de soportar todas las inclemencias del tiempo, hacer y deshacer maletas a cada instante, solventar imprevistos, hacernos entender sin dominar la lengua, estar alerta y no bajar la guardia para evitar ser víctima del ”espabilado de turno” que pícaramente quiera sacar partido de nuestra posición de “turistas”; de todo esto y de algo más… de momento, con más o menos dificultad, vamos saliendo a flote y nos vamos defendiendo como “gatos panza arriba”.
Repasando un poco la información, os puedo decir que es una ciudad, como la
mayoría de las de estas latitudes,
relativamente joven, ya que hasta 1.840
no llegan los primeros colonos, aunque en pocos años se convirtió en la capital
del país y, como tal, centro financiero y político. Emplazada en el extremo
sureste de la isla Norte, es conocida como “Wind-Welington” por la frecuencia
con que es golpeada por fuertes ráfagas de viento y lluvia debido a su
situación geográfica en la confluencia del estrecho de Cook y
la bahía de Port Nicholson donde pocas veces cesan las corrientes de aire. Por este motivo, y es algo que hemos
experimentado en el corto espacio de nuestra estancia, el chubasquero o
anorak y el paraguas, son piezas
indispensables.
En cuanto al atractivo de esta
ciudad os diré que, aunque nuestras expectativas eran muy sobrias, tiene su
encanto y me ha resultado atractiva. Al no ser muy grande (360 mil habitantes) y estar ubicados en pleno
centro, nos ha resultado fácil
orientarnos y desplazarnos por ella.
Como viajeros, hemos callejeado y pateado de arriba abajo algunas de sus
rincones más emblemáticos (Civic Square,
Lambton Quay, Willis St, Maners St, Cuba St, zona marítima, Botànic Garden
etc..) Como turistas hemos visitado también, edificios, galerías, Iglesias y el
“Museum of New Zeland Te Papa Tongarewa” que es el más representativo de la
ciudad, muy interesante, completo e interactivo
y que, además, es gratuito.
Nuestro breve paso por esta ciudad, después de varios días
de ruta desde Auckland ha supuesto un pequeño relax para recuperar energía, reponer fuerzas y reorganizar la ruta que de nuevo retomamos
mañana con un nuevo desplazamiento, esta
vez en Ferry, hacia la isla sur. Pernoctaremos en Picton y desde allí, en coche
de nuevo reiniciaremos el recorrido en dirección Sur para pasar la noche de
navidad en Dunedín y terminar el Chistchurch a finales de Diciembre.
Wellington, 9/12/14
Teo
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