Atrás dejamos Australia y vamos llenando la mochila de
imágenes, sensaciones, experiencias traducidas todas ellas, en general, en buenos y muy buenos momentos. A pesar de
la deficiencia con el lenguaje, (suerte del “profe” Ramón, que se defiende con
el inglés si...o si!), nuestro viaje se va desarrollando de manera muy
satisfactoria.
Ya estamos en Aratoerea,
New Zeland, Un país muy diferente a Australia en cuanto a paisaje, aunque
en costumbres, creo, se asemejan mas; los espacios se han reducido y la paleta
de verdes a multiplicado sus colores… es super-relajante contemplar pastos
verdes; verdes que se extienden por esta montaña por la otra y por la demás
allá, con muchas ovejas y muchas vacas,
tipo Cantabria pero mas a lo grande!.
Y llegamos a Rotorua,
principal zona geotermal de Nueva Zelanada, Isla Norte. Nada que ver con lo que
yo me imaginaba! La realidad supera la ficción. Una ciudad de edificios bajos,
calles cuadradas con los típicos rótulos multicolor que cuelgan de las cornisas
de los techos formando soportales que te
protegen del sol y de la lluvia.
El edificio más destacable es el Museum of Art and History, ubicado
en el emblemático edificio de la Casa de Baños, estilo Tudor;
se construyó hace mas de 100 años, fueron los primeros baños terapéuticos de la
zona y donde acudían personalidades a nivel mundial. Es precioso y emerge en
medio de una verde esplanada de los jardines del Gobernador, rodeado de árboles,
arbustos y flores, muy próximo al lago; nos acercamos para ver
horarios y qué sorpresa! el
recepcionista habla español, su mamá mejicana, qué gusto entendernos!! Y preguntamos y preguntamos…
En este primer contacto con la ciudad, en los jardines públicos o privados, ya detectamos fumarolas aquí, allá… ¡curioso! cercadas por una pequeña valla que rodeaba un pequeño
charco de barro o agua que bullía y que emitía esas emanaciones con olor a
azufre y el resto de plantas tranquilamente seguían su evolución; ésta fue mi
gran sorpresa, puesto que pensaba que por el efecto del calor, gases etc la
vegetación no podía sobrevivir y sería una zona semidesértica.
Los tres días que estuvimos los aprovechamos minuto a minuto;
visitamos dos parques geotermales, previo pago, Way-O-Tapu y Te Puia, pero
espectaculares. En el primero pudimos observar y contemplar las formas, las
texturas, los colores (verde oscuro, fosforescente
, diferentes azules, blancos, naranja, amarillos…) , ebulliciones, emanaciones,
erupciones… etc pero no tocamos nada por
un problema de temperatura….
Al entrar en Te Puia, area termal de Whakarewarewa, nos recibió un grupo de maoríes que
interpretó la ceremonia de la acogida y
después nos
agasajó con varias actuaciones de sus
bailes y su música intentando
interactuar con el público. Mas tarde pudimos visitar el recinto y lo más
destacable fue un enorme geiser que estaba
en erupción continua e iba cambiando de forma como si se tratase de la fuente de
Montjuit . La emoción del espectáculo nos ocultaba la realidad de los potentes
fenómenos que el planeta tierra nos presentaba.
Antes de abandonar Rotorua nos dimos un bonito paseo por el Redwoods
Whakareware, bosque rojo de
secuollas; las habíamos visto en otras ocasiones, pero nunca tantas juntas y tan impresionantes por su altura. Caminamos
durante un rato por pequeños senderos, sobre una alfombra de mullida hojarasca
seca y rodeados de las enormes secuollas y helechos gigantes…
Y… ¿cómo nos íbamos a ir sin probar los beneficios y efectos
relajantes, suavizantes y curativos del las aguas del lugar? Nos reservamos una
tarde y allá que nos fuimos al Spa Polynesia, 5 piscinitas con vistas al lago
Rotorua y con el agua entre 38 – 42 ºC
que procedían de dos vertientes diferentes, una nos embellecía y otra
nos curaba… ya veréis los efectos...
Dormimos felices y muy relajados!
Rotorua, 3/12/1914 .
Fermina
No hay comentarios:
Publicar un comentario