viernes, 12 de diciembre de 2014

En Rotorua.

Atrás dejamos Australia y vamos llenando la mochila de imágenes, sensaciones, experiencias traducidas todas ellas, en general,  en buenos y muy buenos momentos. A pesar de la deficiencia con el lenguaje, (suerte del “profe” Ramón, que se defiende con el inglés si...o si!), nuestro viaje se va desarrollando de manera muy satisfactoria.



Ya estamos en Aratoerea, New Zeland, Un país muy diferente a Australia en cuanto a paisaje, aunque en costumbres, creo, se asemejan mas; los espacios se han reducido y la paleta de verdes a multiplicado sus colores… es super-relajante contemplar pastos verdes; verdes que se extienden por esta montaña por la otra y por la demás allá, con muchas ovejas y muchas vacas,  tipo Cantabria pero mas a lo grande!.
Y llegamos a Rotorua, principal zona geotermal de Nueva Zelanada, Isla Norte. Nada que ver con lo que yo me imaginaba! La realidad supera la ficción. Una ciudad de edificios bajos, calles cuadradas con los típicos rótulos multicolor que cuelgan de las cornisas de los techos formando soportales  que te protegen del sol y de la lluvia.
El edificio más destacable es el Museum of Art and History, ubicado  en el emblemático edificio de la Casa de Baños,  estilo Tudor;  se construyó hace mas de 100 años,  fueron los primeros baños terapéuticos de la zona y donde acudían personalidades a nivel mundial. Es precioso y emerge en medio de una verde esplanada de los jardines del Gobernador, rodeado de árboles,  arbustos y flores,  muy próximo al lago; nos acercamos para ver horarios y qué sorpresa!  el recepcionista habla español, su mamá mejicana, qué gusto entendernos!!  Y preguntamos y preguntamos…
En este primer contacto con la ciudad, en los jardines  públicos o privados,  ya detectamos fumarolas aquí, allá…  ¡curioso!  cercadas  por una pequeña valla que rodeaba un pequeño charco de barro o agua que bullía y que emitía esas emanaciones con olor a azufre y el resto de plantas tranquilamente seguían su evolución; ésta fue mi gran sorpresa, puesto que pensaba que por el efecto del calor, gases etc la vegetación no podía sobrevivir y sería una zona semidesértica.
Los tres días que estuvimos los aprovechamos minuto a minuto; visitamos dos parques geotermales, previo pago, Way-O-Tapu y Te Puia, pero espectaculares. En el primero pudimos observar y contemplar las formas, las texturas, los colores  (verde oscuro, fosforescente , diferentes azules, blancos, naranja, amarillos…) , ebulliciones, emanaciones, erupciones… etc  pero no tocamos nada por un problema de temperatura….
Al entrar  en  Te Puia, area termal de Whakarewarewa,  nos recibió un grupo de maoríes que interpretó la ceremonia de la acogida  y después  nos agasajó con varias actuaciones de sus bailes y su música  intentando interactuar con el público. Mas tarde pudimos visitar el recinto y lo más destacable fue  un enorme geiser que estaba en erupción continua e iba cambiando de forma como si se tratase de la fuente de Montjuit . La emoción del espectáculo nos ocultaba la realidad de los potentes fenómenos que el planeta tierra nos presentaba.
Antes de abandonar Rotorua nos dimos un bonito paseo por el Redwoods  Whakareware, bosque  rojo de secuollas;  las habíamos  visto en otras ocasiones, pero   nunca tantas juntas  y tan impresionantes por su altura. Caminamos durante un rato por pequeños senderos, sobre una alfombra de mullida hojarasca seca y rodeados de las enormes secuollas y helechos gigantes…
Y… ¿cómo nos íbamos a ir sin probar los beneficios y efectos relajantes, suavizantes y curativos del las aguas del lugar? Nos reservamos una tarde y allá que nos fuimos al Spa Polynesia, 5 piscinitas con vistas al lago Rotorua y con el agua entre 38 – 42 ºC  que procedían de dos vertientes diferentes, una nos embellecía y otra nos curaba…  ya veréis los efectos...
Dormimos felices y muy relajados!
Rotorua,  3/12/1914 .

Fermina

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